Ver o sentir todo aquello que siempre está ahí
Quizá sea esta frase que se acerca más (con sus obvias limitaciones de explicación) a la primera sensación Zen que experimenté durante la lectura de Kokoro de Lafcadio Hearn, en la que el sonido del canto de un pájaro que pasó volando, cerca del balcón de mi casa, se convirtió por unos segundos en todo el universo pasado, presente y futuro:
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